domingo, 26 de junio de 2016

Análisis de las elecciones de diciembre

Seguramente piensen ustedes que llego un poquito tarde para hacer un análisis de las elecciones de diciembre. Tienen razón.

Es curioso, porque he leído un montón de análisis relativos a las elecciones de diciembre y en cambio no recuerdo haber leído en ninguno de ellos un comentario relativo a lo siguiente.




Y ahora comparemos esos resultados con los siguientes y sumemos:





7.215.752 + 3.500.541 = 10.716.293

Una cifra sorprendentemente similar a la que obtuvo el Partido Popular en 2011

¿Son los mismos? Posiblemente no

¿Es el mismo espectro sociológico al que podriámos denominar "derecha" que tiene un potencial de casi once millones de votos? ¿Once millones de votos que hacen mayorías absolutas? Posiblemente sí

Lo que los hechos constatan es que separar estos votos en dos opciones es muy contraproducente a la hora de formar mayorías. Solo hay que comparar la diferencia de escaños entre la mayoría absoluta del PP de 2011 con la suma de escaños de PP y Cs en 2015

Y dirán ustedes: ¡Y para esto me estoy leyendo esta chorrada! ¡Cuéntame algo que no sepa!

Y dicen ustedes bien. Ahora piensen, pues, en aquellos que votaron a Cs en provincias en las que no obtuvo representación. Ellos también lo saben, y recuerden que les habían dicho que Cs iba a ser ¡Segundo partido ¡Primer partido en la Comunidad Valenciana! ¡Una opción de gobierno!

Añadan a eso la brillante, brillantísima, campaña electoral que ha hecho el Partido Popular estos meses (no, no estoy bromeando), el efecto voto útil y el efecto de sumar los votos de Podemos e Izquierda Unida en las provincias pequeñas.

Añadan a todo esto el absurdo a la par que inútil pacto de Cs con el PSOE, el espectáculo de los últimos cinco meses y la renuncia de Rivera a pelear el espacio de lo que sociológicamente llamamos "derecha" (les ahorro la comparación con Podemos y su descarada y exitosa estrategia pasokizadora) combinado con las desesperadas apelaciones riverianas a un fantomático "centro" que yace ya, desde hace algunos años, enterrado en la Catedral de Ávila o en el último libro en el que Rosa Díez nos deleita con sus memorias ¿Alguien se acuerda de la rebelión magenta?

Quizás Albert hizo pellas los días que le tenían que explicar la transición española y lo que pasó con el "centro".

Hoy el día se ha levantado muy despejado y los cielos muy azules.

Albert, estás jodido.

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